En la respiración está la llave – mensaje de mí misma
Siguiendo con el tema de conectar con uno mismo, cuando dejo fluir el lápiz sobre el papel sin pensar en qué escribo, recibo atisbos de comprensión. Respuestas a las preguntas que me he hecho. Mensajes que me brindan paz y amor.
La escritura automática es una manera muy usada a nivel mundial y en todas las esferas de la espiritualidad.
Muchos piensan que es un ejercicio difícil, pero en realidad es muy fácil. El problema yace en que nosotros mismos empezamos a juzgar las palabras que nos surgen antes de poder escribirlas siquiera. Y el resultado es que no las escribimos.
La realidad es que si no nos ponemos trabas a nosotros mismos, si dejamos que salgan las palabras, por muy ridículas o cursis que las sintamos en el momento, nos permitimos conectar con nuestro ser superior, una versión “elevada” de nosotros mismos. Y si ponemos atención, podemos aprender algo.
Les comparto un mensaje que recibí un día que decidí escuchar a mi corazón, acostada en la playa :)
Acompañadas por las nubes, las olas cuentan una historia. De paz, de amor, a veces de tumultos del alma. A veces susurran, otras sollozan, y otras aúllan.
Pero siempre respiran. En respirar está la clave.
La respiración tiene la clave de la vida. El secreto del todo. Es la llave de la comprensión. Una respiración no tiene principio. Ni la primera. Un bebé pide la primera bocanada de aire como si le hiciera falta. Sabe dónde ha estado y a dónde debe ir.
Hay ancianos que mueren inhalando. Porque ni la exhalación es el final ni la inhalación el principio.
El mar conoce el secreto.
Con su respirar acaricia las piedras, la arena, la vida. Su respiración refleja el humor del mundo. Su respiración regula temperaturas, humedece sueños, brinda sosiego y enciende temores. Como la imaginación.
Todo es uno, la mente, el alma, el cielo, el mar. Como arriba, abajo.
Dentro de nosotros está la clave. No hay que buscarla. No la perdimos. Sólo decidimos guardarla un momento, una vida, para ver qué pasa cuando no la tenemos. Y mira nada más qué interesante experimento.
Soy yo, tu sol, tu ser, tu vida, tu aliento. Tu misma.