Todos hemos pasado por días insoportables de ansiedad. Ya sea por cuestiones de trabajo, escuela, familia, relaciones (oh! l’amour…), la cosa es que esa sensación es bastante desagradable y a cualquiera saca de onda.

Yo no les voy a echar un rollo mareador de qué genera ansiedad, cómo es el proceso neurológico-químico-emocional que la dispara… Lo que sí les voy a decir es cómo transformar lo que viven la siguiente vez que sientan ansiedad. Cómo cambiarla a algo positivo.

No importa cuál sea la causa que genera esta respuesta, la ansiedad es un mecanismo en el que el cuerpo se prepara para la acción. El corazón late más rápidamente, se libera cortisol, estamos súper alertas… Y curiosamente, lo mismo ocurre cuando estamos emocionados por algo. Sip. La respuesta fisiológica, lo que tu cuerpo hace, es exactamente lo mismo que cuando estás ansioso por algo. BAM.

¿Cómo cambiar la ansiedad? – Cuestión de enfoques

Leí sobre esto hace poco y me cayó el veinte de que es verdad. La única diferencia entre tener la ansiedad al máximo y estar súper emocionada por algo en mi vida era la forma de pensar. El pensamiento que acompañaba a la sensación. Es decir, el nombre que le ponía a la emoción. Comprendí que es cosa de elegir sentir ansiedad (más relacionada con el miedo) o entusiasmo (obviamente positivo, y más alineado con el amor).

Simplemente, es cuestión de cambiar el enfoque. Aquí es donde “pensar positivo” en realidad resulta útil.

No juzgues, decide

Los humanos somos criaturas muy interesantes y bastante locas (para muestra, ¡un botón! [oséase, yo :P]). Lo digo porque la ansiedad puede acompañar situaciones positivas o negativas. ¿Te mudas de ciudad? Ay, qué estrés. ¿Te despidieron de tu trabajo? ¡Y ahora cómo pago las cuentas? Horror. ¡Mañana te casas! No duermes por los “nervios”.

No importa si es positivo o negativo, el cuerpo reacciona igual, no distingue, funciona parejo. Se prepara para la acción, para defenderse, para atacar, para correr… Es una máquina muy eficiente cuando se trata de actuar.

Por eso es tan, pero tan difícil calmarse cuando uno está ansioso. El cuerpo está preparado para la acción decisiva, “entrar en combate”. Ya soltó quién sabe cuánto químico, respiras más agitado para tener más oxígeno y el corazón bombea a mil para llevar la sangre súper oxigenada a todos lados. ¡Y ahora le dices “cálmate, respira, tranquilo”? Pues siéntate a esperar…

Y cuando no nos calmamos, pues, peor nos va. Así que calmarse no es la solución. La respuesta es ESA.

Emociónate – Sonríe – Actúa (ESA)

La respuesta está en Emocionarte, entusiasmarte. Sonreír, si puedes, de plano ríete. Aunque sea una risa falsa, también libera químicos que actúan en el cerebro y el cuerpo. Y luego Actuar.

Y BAM. Le cambias el chip al cerebro. Es como si le dieras reset y todo se modifica.

En vez de sentir miedo, es felicidad la que te embriaga. Créate una nueva visión, otra perspectiva. Piensa y actúa como lo harías si te sintieras súper contento con el prospecto de [inserta aquí lo que te tiene como loco].

Suelta el celular que has checado mil veces. No, no te ha contestado el correo. Deja esa galleta, no va a hacer que te pague más pronto. Mejor, usa ese impulso para crear algo. Sal a correr, haz yoga, pinta un cuadro, canta, escribe ese documento que tienes pendiente…

Y en lo que cambias tus acciones, cambia tus pensamientos de una vez.

Por ejemplo, si el cliente no te ha contestado y ya estás pensando en las mil maneras en que te cuesta trabajo cerrar negocios, los pagos que tienes que hacer, etc… Mejor piensa en que quieres buscar otros clientes para generar nuevas oportunidades. Quién sabe, quizás hagas nuevos amigos, o revivas contactos empolvados en tu directorio.

Si te asusta cambiarte de ciudad, cambia el pensamiento del miedo porque no conoces el lugar a la emoción de visitar nuevos lugares, descubrir actividades diferentes, explorar y tener nuevas experiencias.

¡Pensar positivo? ¿Eso cómo se come?

Hay gente que está programada para pensar en lo peor, el peor escenario, lo más nefasto… Piensan que si se preparan para lo peor, lo que suceda siempre será mejor y así no se desilusionan. Pero eso es porque generan expectativas.

Pensar positivamente no tiene que ver con la manifestación a futuro (que es harina de otro costal, aunque tiene mucho que ver). Sino ver el lado positivo de las cosas. No se trata de esperar que ocurra lo mejor, sino aceptar que lo que ocurrió es perfecto para este momento y encontrar la manera de sacarle provecho.

Siempre, no importa lo nefasto de las circunstancias, podemos encontrar el ángulo por el cual abordar la cuestión y actuar. La clave siempre está en la acción, para resolver las cosas o crear la vida que deseamos.

Y no, no tiene por qué ser fácil. Ni difícil, en realidad. Es cuestión de entrenar la mente. Encausar tus pensamientos en vez de dejar que te lleven por el tren que se va, se va, se va… Y si no le ponemos hasta aquí, ¡se sigue! Mejor enfócate en una sola cosa que pueda ser positiva:

• ¿No te contestó? Seguramente no era la mejor relación para ti.
• ¿Te corrieron de tu trabajo?/¿Cerró la empresa? ¡Bravo! ¿Ya cuánto tiempo llevabas pensando que te sentías estancado?
• ¿Se enfermó alguien de tu familia? Ahora tú puedes enviarle amor y apoyo, quizás ayudar como te gustaría que te ayudaran.
• ¿Te lastimaste y no puedes caminar dos semanas? ¡Qué rico! A tu cuerpo ya le hacía falta el descanso, qué bueno que ahora hasta por prescripción médica necesitas no hacer nada ?

¿Y los ángeles de la ansiedad?

 

Y bueno, claro que no los iba a dejar sin el tip angelical. Los ángeles y seres de luz siempre nos pueden ayudar y dar apoyo y energía.

Arcángel Chamuel (de aura color verde pálido) nos ayuda justamente a liberar la ansiedad, a tranquilizar el corazón, ayudándonos a conectar con la luz interior, la calma original, el amor incondicional.

Arcángel Jofiel (de aura color rosa intenso, fucsia) es el arcángel de la belleza. Este ser de luz justamente ¡nos ayuda a pensar positivamente! A verle lo bonito a todo, a encontrar el otro punto de vista y sentirnos mejor con un rush de energía positiva.

Así que ya lo sabes, la próxima vez que sientas ansiedad, suelta la necesidad de calmarte. Abraza el rush y emociónate en vez de eso. Pide ayuda a tus ángeles y guías, pide que te manden señales, ideas o situaciones que te alegren y suéltalo. Confía y confía en tu capacidad de cambiar tu situación… Sólo es cuestión de enfoques ;)