Relaciones sanas o insanas, ¿de qué dependen?
Las relaciones, nuestro eterno coco. Que si hay que saber estar solo, que si hay que saber relacionarse con otros… Que si nos mantenemos fieles a nosotros mismos, que si el amor propio, que si la mano del muerto. Entre que si son peras o manzanas, vivimos en un constante ir y venir de estar para uno o darse a sí mismo para recibir amor. A ver, decídanse. ¡Cómo se supone que tenemos que relacionarnos, pues?
Somos entes sociales. Por naturaleza, así nos hicimos/nos hicieron. Es la realidad de las cosas. Funcionamos como sociedad, como grupo. Tendemos a tener roles: líder, curandero, recolector, guardián del fuego, amante, maestro, aprendiz… Desde el inicio de los tiempos y hasta ahora, hay una cierta jerarquía. La situación está en cómo hallamos nuestra pertenencia en esa jerarquía.
Hay quienes constantemente se impulsan a ser el líder, el número uno. Pero no se puede tener 5 números uno. Y ¿qué tal si no quiero? ¿Qué tal si soy feliz acomodando las cosas para que el número uno sea un buen líder y nos lleve hacia el alimento? Claro que estoy es con una visión muy simplista y reducida… pero es real. Los instintos prevalecen. Y a eso voy.
Relaciones por Instinto
Estar solo está padre de vez en cuando, pero permanecer solo no es natural para los humanos. Instintivamente buscamos conexión, amor. Es una de las necesidades psicológicas básicas (junto con variedad, certeza, contribución, crecimiento y significancia). Así, de text book. Entonces ¿por qué hemos de estar batallando contra estar o no en una relación, estar o no sentirnos solos?
Vale, déjenme aclarar una cosa. No es lo mismo estar que sentirse solo. En inglés me gusta mucho la diferenciación, porque son hasta dos palabras completamente diferentes: alone vs lonely. Cuando estás solo puedes estar completamente a gusto. Cuando te sientes solo, sientes que algo te falta, extrañas la compañía.
Conócete – Tu relación contigo
Entonces, lo más importante es conocernos a nosotros mismos: entender cómo nos sentimos, qué está ocurriendo en nuestro interior. Desde dónde viene la sensación de ansiedad o incomodidad que puede aquejarnos. Y aquí empieza lo divertido.
A veces no es fácil estar con uno mismo. Tener una conversación real, honesta, abierta, brutal. Brutal en el sentido de directo, fuerte, verdadero. Voltear hacia adentro y preguntarnos en realidad qué queremos, por qué actuamos como lo hacemos, si es que buscamos un sentido de significancia, contribución, conexión… O si sólo es por el miedo al abandono.
¿Qué estimula nuestros sentidos? ¿Qué nos hace vibrar, sentirnos activos? Las ganas de conectar con alguien más, ya sea en un sentido romántico o meramente amistoso o laboral, ¿de dónde vienen? ¿Hacia dónde van?
Ser honestos con nosotros mismos nos ayuda a ver si la necesidad de crear una conexión con alguien más, es decir una relación, proviene de nuestra propia evasión de nosotros o si es en realidad porque queremos compartir con alguien más.
Tener una conexión implica dar y recibir. ¿Estamos listos para dar o únicamente queremos recibir? O quizás al contrario, estamos acostumbrados a dar y dar y cuando nos toca recibir, ¿oponemos resistencia?
Encontrar el punto medio
El fin de semana estaba observando a la gente de vacaciones en una playa, siempre en grupitos, con amigos o familia, en pareja. Y si nos ponemos a pensar, aun los que viajan solos buscan compañía, conocer a alguien en la alberca, en el restaurante o bar… Tendemos a socializar.
Y está padre hacerlo, no tiene nada de malo conocer mucha gente nueva. Hay personas que tienden a tener novio tras novio tras novio, muchos “ligues” pero pocos amigos. O al revés, muchos amigos pero nada de relaciones románticas. Y no tiene nada de malo ni una ni la otra, siempre y cuando sea una decisión consciente y desde su centro. Con amor propio y sabiendo desde dónde buscan el tipo de relaciones que tienen, y qué buscan satisfacer.
Cuando aprendemos a dar y recibir en equilibrio, o al menos estamos dispuestos a explorar ese punto medio, es cuando empezamos a tener relaciones más sanas.
Rodéate de gente que te inspire – Relaciones Productivas
De entrada, no importa si es por amor, amistad, familia, contacto físico o trabajo, busca que tus relaciones siempre te ayuden. Ojo, no es cuestión de ser un “taker” y sólo tomar de los demás. Se trata de estar en relaciones en las que tú te sientas feliz.
Que si das y das y das sea porque quieres hacerlo y te lo reciben y el dar tanto te hace ser feliz.
Que si sólo recibes, la otra persona se sienta feliz de darte y encuentren el balance. Después de todo, siempre hay un roto para un descosido.
Pero en general, busca relaciones que te hagan sentirte contento. Sí, puede que haya un poco de misterio, de interés, somos humanos. Pero que eso no sobrepase la sensación de equilibrio y alegría.
Amistades que te impulsen, a quienes puedas contarles tus logros y tus retos y te escuchen para aconsejarte o celebrar contigo. Personas que te ayuden a querer mejorar tu salud física y emocional, no que te drenen forzándote a pretender ser alguien que no eres. Busca estar con aquellos quienes te aceptan con tus rarezas y te dicen directamente lo que sienten que deberías mejorar. Que te ayuden a crecer como individuo a la vez que comparten en sintonía.
Esas son las relaciones que valen la pena.
A veces nos encontramos atrapados en otro tipo de relaciones que disfrazamos y que elegimos mantener porque satisfacen una necesidad, aunque opriman otra. Por esto es crucial empezar por la relación con uno mismo.
Estar consciente de nuestras emociones y pensamientos, de las sensaciones y situaciones que vivimos es nuestra brújula para identificar las relaciones positivas de las negativas.
Los amigos, la familia, los seres más queridos pueden advertirnos contra las relaciones que nos apagan, pero si no lo vemos, si no lo reconocemos o sentimos de nada sirven sus avisos.
Entonces te invito a ser real contigo, brutalmente honesto. ¿Qué sientes, de dónde viene esa emoción? Échate un clavado al interior y pregúntate de verdad, ¿estás a gusto solo? ¿Eres una compañía que te gusta mantener?
Tus relaciones empiezan con la tuya, quiérete, ámate, conócete. Y desde ahí, relaciónate con los demás.
Los Ángeles de las Relaciones
Y como siempre, les dejo el tip angelical.
Los Ángeles de la Guarda nos pueden ayudar a encontrar el espacio que necesitamos para conectar con nosotros mismos. Escuchar nuestra propia voz y conectar con nuestro centro con confianza, sintiéndonos protegidos, amados y acompañados.
Arcángel Raguel nos ayuda a relacionarnos en general, a encontrar a la persona adecuada, a recibir y dar en armonía durante una conversación o intercambio. La energía de este arcángel se siente tranquila y alegre, amistosa, y nos ayuda a rodearnos de personas así. Sentir su energía de esta forma, nos ayuda a armonizar con los que nos rodean. Su aura es color aguamarina.
Los Querubines o Ángeles del Romance nos ayudan a conectar con la energía del Amor para fluir desde ahí en nuestras relaciones. Nos pueden guiar a establecer relaciones reales y duraderas desde un punto de armonía y amor puro (aun cuando no son románticas).
Si quieres, puedes hacer esta breve meditación para conectar con tu Alma Gemela y abrirte a recibir la ayuda de los ángeles para ti y tus relaciones (empezando con tu relación contigo).
En fin, esta es mi visión y un poco de lo que estuve meditando este fin de semana, ¿qué te parece? ¿Estás de acuerdo o en desacuerdo? Comenta y platiquemos, es un tema que nos interesa a todos :D